Réplica daga celta de 36cm y acero inoxidable. Hecha en Toledo.
El pueblo Celta vivió durante la Edad de Hierro, dominando la mayor parte del oeste y centro de Europa. A pesar de compartir un lenguaje común y rasgos culturales, todos eran pueblos guerreros por lo que se enfrentaban entre sí. La guerra tribal estaba más centrada en las redadas y la caza que una conquista territorial organizada, carente de la ciencia militar.
Las armas eran objetos casi sagrados para los antiguos celtas y por eso mostraban hacia ellas un cuidado especial. Las pensadas para el campo de batalla, más sobrias y funcionales, y las ceremoniales, mucho más elaboradas (como la vaina del puñal de Pintia).
El guerrero celta vestía armadura, escudo, lanza, jabalina, e incluso arneses para las cabalgaduras. Pero donde los artesanos mostraron su mayor creatividad fue en las empuñaduras del arma por excelencia: la espada. Decoraban sus grandes empuñaduras que requerían las enormes hojas con piedras preciosas, marfiles o esmaltes. Se adornaban también con originales figuras humanas o cabezas de animales como los cascos.
Los guerreros celtas realizaban un coro de cánticos, lanzaban provocaciones e insultos, dirigidos a sus enemigos, y hacían sonar su terrorífico cuerno de batalla o carnyx, para intimidar al enemigo y preparar sus mentes para afrontar adecuadamente el combate.